ContratosGate: “Algo huele mal” en la legislatura rosarina
“Algo huele mal de Dinamarca”, la frase apareció en “Hamlet”, el drama trágico escrito por el célebre Shakespeare y se puede aplicar taxativamente a un hecho que ha generado escozor y estupor en los corrillos del Concejo municipal. El estado público que tomó el suceso por el mal uso de los contratos generados dentro del cuerpo legislativo alertó a la sociedad y generó un sin fin de rumores, que por estas horas, preocupan y mucho a los posibles involucrados.
Cabe recordar que los contratos son en realidad “designaciones de personal político”, que son, fueron y serán una práctica muy común dentro del escenario de la política doméstica. Lo que provocó rechazo en la gente son las formas con las cuales se manipuló a la militancia. Una cosa es repartir en “partes iguales” y otra es darle al militante contratado solo “una migaja de la torta” por el aporte laboral que realiza a favor del espacio en el territorio, además – no menos grave- de haberle mentido sobre el real monto que tenia el contrato en cuestión, contarle la verdad hubiera permitido darle la oportunidad de aceptar o rechazar el ofrecimiento para formar parte de la iniciativa.
Chiarrello, el dirigente que quedó en medio del fuego cruzado de los punteros enojados, es solo la punta del ovillo de un esquema que tendría como principales actores a importantes referentes de la política provincial y municipal. Se especula que al menos cuatro concejales y un diputado provincial de “Juntos por el Cambio” son los dirigentes que estarían sindicados como los verdaderos responsables de motorizar el entramado de una logística que buscaba generar recursos para dinamizar la estructura del espacio, como también recaudar fondos para repartir entre los propios implicados de la estrategia.
La búsqueda del total esclarecimiento de los hechos será una tarea ímproba, ardua y no exenta de complejidad, porque muchas veces en política hay cosas que es mejor que nunca se sepan, son“secretos en el fondo del mar” como cantaría Fito Páez. Este medio luego de conocida la noticia intentó comunicarse con algunos de los concejales que podrían estar referidos al suceso y las respuestas obtenidas quedaron enmarcadas en un rotundo “silenzio stampa”. A veces el silencio puede ser considerado como una forma de dar una respuesta, nobleza obliga decirlo, no ayuda mucho para desligar de responsabilidades a los consultados.
Por lo que pudo saberse del caso mediante lo informado por uno de los damnificados, seria una docena de personas las que estarían en esta irregular situación, muchos de ellos, aún no se animaron a reclamar, aunque hay quienes se pusieron en contacto con abogados para darle un marco legal a un pedido que busca develar el misterio de “en cuanto les han mentido” y porque los han engañado en su buena voluntad para “hacer caja” a sus espaldas.
El ex gerente del Anses, Andrés Chiarrello, nombrado por el diputado nacional Federico Angelini durante el mandato de Mauricio Macri, irrumpió en el escenario santafesino bajo la prebenda de ser un “especialista en comunicación política” y logró abrirse camino adhiriendo a la causa de Cambiemos oportunamente, aunque tuvo un fugaz intento –sin éxito- para ingresar a las filas del massismo santafesino.
Lo incomprensible, conociendo el contexto completo, es que ha un “buen cazador- como da la impresión de ser el profesor universitario en estas lides- se le haya escapado la liebre”. El dirigente sospechado le comunicó a gente de su confianza que nunca tuvo conocimiento del monto real de los contratos, y que su función consistía en retirarles las tarjetas de debitos a los militantes una vez abierta sus cuentas en el banco Municipal de Rosario.
La pregunta que se impone como un mandamiento irrenunciable es saber si ¿Chiarrello actuó por motus propio para su beneficio o era solo un eslabón de un circuito cuyo epicentro incluye a encumbrados dirigentes que manejan el poder político del espacio al cual responde? . ¿Víctima o responsable?, el tiempo dirá donde lo ubicará esta historia, aunque uno tenga una sutil esperanza que al final, la verdad siempre saldrá a la luz. En el mientras tanto las señales de las responsabilidades recaen en la figura del dirigente interviniente: “No sabemos qué rol tienen los concejales en esto, pero nosotros siempre nos comunicamos con Andrés”, es lo expresado por algunos de los militantes estafados, entregando a su manera y por ahora, un veredicto sobre la culpabilidad que les cabe a unos y a otros.
La política santafesina empieza a abrirse camino hacia el año electoral que se avecina, son tiempos que requieren por parte de los espacios de cuidados extremos para evitar cualquier desliz que pueda dejar en evidencia malas artes en la concepción de la política partidaria. El electorado seguro “querrá saber de que se trata” este culebrón de los contratos en la legislatura rosarina. Alguien deberá salir a dar la cara y dotar de un barniz de transparencia a un hecho que deja mal parados a varios dirigentes de Juntos por el Cambio o quizás pasará como siempre ocurre que el “hilo se corte por lo más delgado” y el “fusible ” será quién a quedado más expuesto ante la opinión publica por lo sucedido
¿Será el mensajero quién deberá hacerse cargo de todas las responsabilidades, aún sin tenerlas? La sociedad rosarina, en un nuevo “cabildo abierto” aguarda por las respuestas que están obligados a entregarle los dirigentes sobre un hecho que ha dejado un halo de malestar, tanto puertas adentro como hacia fuera de la fuerza política. “Algo huele mal en el Concejo Rosarino” y podríamos asegurar que ya no queda ninguna duda sobre ello.