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Congreso fragmentado y elecciones locales, los próximos retos de Petro en Colombia

A menos de un año de Gobierno, el presidente colombiano Gustavo Petro enfrentó esta semana la salida de aliados clave que pusieron fin a la coalición con la que aprobó las primeras leyes en el Congreso y ahora el Ejecutivo tendrá dificultades para sancionar reformas estructurales como la de salud, a la vez que deberá disputar “atrincherado” entre los propios un año de elecciones regionales y locales.

El cambio de filas del espacio fundado por el expresidente Juan Manuel Santos responde a una crisis iniciada en el mes de abril y promete seguir minando el campo de alianzas del oficialismo. Dos semanas antes, el Partido Conservador se declaró en independencia, mientras que el Liberal anticipó que la próxima semana definirá su posición respecto al Ejecutivo.

Los tres espacios habían aceptado apoyar a Petro cuando se conformó la legislatura y se inscribieron -un procedimiento regulado por ley- como partido aliado al Gobierno.

A raíz de dicho acuerdo, Petro repartió el mando de los ministerios entre propios y aliados.

Sin embargo, la crisis llegó el mes pasado, por la propuesta oficialista de reformar el sistema de salud, que se encuentra en debate en el Congreso.

A fines de abril, Petro declaró que la coalición llegaba a su fin y anunció que replantearía la hoja de ruta de su mandato, ya que los partidos con los que armó su coalición legislativa “no atendieron el llamado de la ciudadanía en las urnas” y anunció un nuevo gabinete más afín.

El fin de la alianza instaló algunas preguntas acerca de cómo será gobernar con un gabinete más “propio”, cuáles serán los efectos en las elecciones locales y qué futuro le espera al Ejecutivo en el Congreso.

“El mensaje del Gobierno es el de tener un gabinete comprometido con el cambio. Se dijo que es un gabinete propio que lo debilita, pero en realidad ahora tiene un equipo que lo va a acompañar en su programa”, dijo a Télam el doctor en Ciencias Sociales colombiano Javier Calderón.

El investigador consideró que estas modificaciones no son “una debilidad, sino una fortaleza” y destacó que no hubo repercusiones negativas en las variables económicas ni “cambios abruptos” sino que, por el contrario, “bajó el dólar y los indicadores siguen positivos”.

Por su parte, el consultor político colombiano Felipe Mendoza señaló en diálogo con Télam que “el gabinete de transición, de unidad nacional, ya pasó”.

“Ahora hay un gabinete mucho más afín a Petro. Eso va a generar distancia con los partidos tradicionales, porque por más que estos quieran estar cerca por la burocracia y los ministerios, les va a ser difícil presentarle eso a su gente, a su base”, estimó.

“Ahora hay un gabinete más ‘de adentro que de afuera’. Sí hay elementos que no hacen parte de la columna vertebral de Petro, pero estos le permiten una relación más cordial con diversos sectores, porque él sabe que si no la oposición va a tener argumentos para acusarlo de radicalización”, agregó.

Los quiebres en la alianza gobernante se producen a su vez a poco más de un mes de iniciar el proceso de inscripción de candidatos para las elecciones del 29 de octubre, cuando se eligen gobernadores, alcaldes, diputados locales y concejales por cuatro años.

El proceso electoral es visto como un primer “plebiscito” de la gestión, pero también tiene componentes propios que pueden desacoplar la política local de la nacional.

“Será la primera validación del Gobierno. Se van a reconfigurar las fuerzas políticas territoriales con miras a las elecciones presidenciales de 2026”, dijo el director del “think tank” Punta de Lanza.

El consultor señaló que existe un desgaste de la figura de Petro, por motivos propios y por el juego de la oposición, además de problemas en la comunicación oficial “más allá de sus electores”.

Las últimas encuestas reflejaron un fuerte aumento en la desaprobación del mandatario, que alcanzó el 57% en abril.

Mendoza también consideró que hay un límite para el cambio: “El país no es de izquierda”.

Por eso, los demás partidos en retirada de la alianza oficialista dicen, según Mendoza, que no van “a asumir el desgaste de unas reformas y que no están sobre la base de los idearios de mucha gente”.

Además, en los territorios, “el partido del presidente está sumido en una crisis de representación. No hay candidatos que representen el Gobierno. Eso ha permitido que se genere una crisis de abajo hacia arriba, que se complementa con las decisiones de los partidos”, señaló.

Sin embargo, aclaró que en estos comicios los electores ven “una oportunidad para generar soluciones en sus territorios” y que “no se nacionaliza ni se ideologizan tan fácilmente”.

En tanto, en el Congreso los desafíos no serán menores para el oficialismo.

El Pacto Histórico tiene 20 de las 108 bancas del Senado y 28 de los 188 de la Cámara de Representantes (baja), pero además de los propios, contaba con otros dos grupos de partidos.

Por un lado, están los legisladores de Alianza Verde, Comunes -ex Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)-, además de las minorías indígenas y territoriales, que le aportan 20 senadores (40 en total) y 42 representantes (70 en total), según indicó Calderón en un artículo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).

Un segundo grupo estaba compuesto por los espacios que anunciaron o evalúan una retirada.

El Partido Liberal le sumaba 14 senadores y 33 representantes, el Conservador 13 senadores y 27 representantes y el Partido de la U 10 y 16 respectivamente.

“La U” dejó la puerta abierta para apoyar o rechazar las reformas que impulse el Ejecutivo y un sector de los liberales, “el grupo de los 18”, expresó su adhesión a la reforma de salud de Petro pese a la negativa del líder del partido, el expresidente César Gaviria, a acompañar la medida.

Esta semana, el partido ratificó su apoyo al líder y en los próximos días evaluarán su posición frente a Petro.

Respecto a la estrategia del Gobierno, Calderón dijo que “se orientó por negociar uno a uno. Hoy tiene unas bancadas robustas ya de entrada con Alianza Verde y Comunes para lograr la mayoría simple que necesita para pasar las reformas”.

“De manera simultánea, Petro llamó a la sociedad civil a movilizarse, a poner en valor lo que está ocurriendo, pero también para poner una presión sobre el Congreso”, estimó.

Ante la consulta de si el Gobierno podrá seguir aprobando reformas nodales, Mendoza recordó que “los partidos están tomando distancia de la radicalidad de Petro, están ampliando su capacidad de negociación y de chantaje” al oficialismo.

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