Con la tinta fresca de la unidad, los gremios rosarinos le darán forma a la nueva CGT Rosario

La anunciada normalización de la CGT Regional Rosario se vislumbra fuertemente en el horizonte próximo, lo que parecía una quimera hace un tiempo atrás, se ha convertido en una palpable realidad y esta iniciativa emprendida no será para nada, un mero trámite burocrático. “Después de 14 años estamos cada vez más de cerca de lograr el objetivo”, señaló con entusiasmo Antonio Donello de la UOM sobre la concreción de un viejo anhelo de todos los sindicatos rosarinos y por esa razón será un acto de alta política gremial que con seguridad redefinirá el rol del movimiento obrero en la ciudad, sobretodo, en un complejo contexto como el actual, signado por una ofensiva reformista de parte del Gobierno Nacional.
El hecho trascendental generado por los más de 100 sindicatos rosarinos que hayan decidido dejar de lado sus históricas divisiones internas, sus diferencias personales y egos inconducentes, fue un gran logro para poder avanzar hacia una conducción unificada y que responda a una necesidad elemental: la defensa de los derechos adquiridos por los trabajadores. Estos cambios producidos – tanto en la CGT Nacional como la local- están inducidos por un proceso que ha acelerado todos los tiempos: la reforma laboral que intenta impulsar el gobierno de Javier Milei, la cual amenaza con modificar profundamente la negociación colectiva, el derecho a huelga y la estabilidad laboral. La unidad en este caso, no nace solo de la voluntad de juntarse, sino de la urgencia de resistir los embates del poder de turno. En resumidas cuentas: el movimiento obrero rosarino necesita tener a mano “un chaleco antibalas” ante el escenario de alta conflictividad social que se avecina.
Rosario, como polo agroexportador, industrial y de servicios, necesita una central obrera fuerte, representativa y autónoma. Durante años, la CGT local careció de ello, es más estuvo mucho tiempo acéfala y su edificio convertido en una cascara vacía, con los gremios operando por fuera de un paraguas unificado. Esta situación diluyó bastante el poder de fuego y la incidencia de los sindicatos rosarinos ante los gobiernos provincial y municipal y, sobretodo, ante las grandes cámaras empresariales de la región. Esta añorada normalización persigue saldar esa deuda, y si se logra consolidar una conducción que realmente represente a la diversidad de los gremios de la ciudad, por lo cual Rosario, puede volver a ser el “corazón del movimiento obrero” santafesino.

Las ventajas de una CGT Rosario unificada
Mayor capacidad de negociación: Una voz única y fuerte en la mesa de toda discusión política y laboral otorga fortalezas hasta ahora nunca experimentadas, una CGT rosarina unida cambia el eje de ecuación con el poder de turno.
Incidencia política: La CGT unificada se convierte automáticamente en un actor de mucho peso en la necesaria reorganización del peronismo santafesino que busca reconfigurar su poder con una base social mucho más sólida tras las últimas derrotas electorales sufridas por el espacio. Gremios en unidad detrás de un único actor les permitiría a los sindicatos lograr una mayor participación en las listas propuestas por el PJ, sobretodo en lugares importantes de representación.
Defensa territorial: La CGT Rosario se puede convertir en una poderosa herramienta para enfrentar la batalla legal y gremial contra cualquier reforma que busque precarizar el empleo en un tejido productivo ya golpeado por la recesión, atendiendo las amenazas que surgen del gobierno nacional que pretende con su reforma laboral ir por todos los derechos conseguidos por los trabajadores.
La normalización de la CGT Rosario debe convertirse en un signo de cambio en estos tiempos, una bandera para un sindicalismo que se reagrupará para dar la difícil lucha ante un contexto de cruda crisis económica y de una ofensiva ideológica contra los derechos laborales. El éxito de esta unidad de los gremios de la ciudad, no solo determinará el futuro de los trabajadores rosarinos, sino que también, puede ser tomado como un termómetro de la capacidad de resistencia para todo el movimiento obrero argentino. El 20 de noviembre es la fecha tentativa para propiciar el estreno, el sindicalismo de Rosario tendrá por fin su ente rector desde el cual enfrentar todos los desafíos y cambiar de plano la ecuación de poder entre el gobierno provincial y los sindicatos. Pullaro desde ya debería estar, debidamente notificado de ello…
