China y su flota pesquera: la nueva Armada Invencible
Detrás de la benevolencia con la que la administración de Xi Jinping deja actuar a los capitanes de su marina mercante que suelen realizar masivas excursiones depredatorias de los recursos ictícolas de terceras naciones como la Argentina se esconde la peligrosa idea de poseer gran parte de los océanos del mundo por la denominada estrategia de posesión adversa.
Esta advertencia fue lanzada recientemente por el Dr. Ian Ralby, fundador y CEO de Consilium, una consultora especializada en política internacional y seguridad marítima, que en un reporte de su compañía advirtió que “…la doctrina de la posesión adversa en realidad no existe en el derecho marítimo. Es un concepto de la ley de propiedad angloamericana, a veces se lo conoce como “derechos de ocupantes ilegales” y permite que una persona obtenga el título legal y legítimo de bienes inmuebles simplemente ocupando esa propiedad durante un período prolongado sin el permiso del propietario real”.
Además, ejemplificó, “…cada jurisdicción tiene ligeras variaciones, particularmente con respecto al tiempo requerido para obtener estos derechos e intereses reales. La mayoría, sin embargo, contienen elementos similares. En Maryland, por ejemplo, el requisito es que el individuo se involucre en posesión real, abierta, notoria y visible, exclusiva, hostil y continua”. Esos elementos no sólo son similares en EEUU y Reino Unido, sino que son similares en la mayoría de las jurisdicciones de derecho consuetudinario”.
Pues bien, a juzgar por los recientes informes de los movimientos de la enorme “armada pesquera” de China que recorre grandes distancias marítimas en procura de la pesca de calamar, estaríamos en presencia de una posible variación de la doctrina expuesta.
Ian Ralby, explicó, “…a través de sus políticas pesqueras, parece que China está traduciendo efectivamente esta doctrina de la ley de propiedad en una estrategia marítima global. Mediante su esfuerzo real, abierto, notorio (observable) y visible, exclusivo, hostil y continuo para ocupar la alta mar del mundo, China está trabajando silenciosamente para obtener derechos e intereses sobre el agua y los recursos marinos del mar abierto”.
Las islas Galápagos están siendo monitoreadas, permanentemente, desde hace meses, cuando aparecieron en su horizonte una gran cantidad de barcos pesqueros asiáticos que llevaron a las autoridades de Quito a solicitar asistencia a sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá.
Precisamente, el gobierno de Justin Trudeau habilitó que la empresa de tecnología espacial MDA, con sede en Brampton, Ontario, proporcione seguimiento satelital, capacidad de sintetizar los datos recabados por los dispositivos y radares de detección remota.
El contraalmirante ecuatoriano John Merlo León explicó a medios de su país que “…la Armada realiza constantes patrullajes para impedir que los buques pesquen en la zona protegida. Mientras estas embarcaciones se encuentren alejadas de la Zona de Exclusión Insular, a más de 100 millas, el monitoreo lo estamos realizando de forma satelital”.
Lo cierto es que con decenas de miles de barcos de pesca industrial operando en los océanos del mundo, “identificar a los operadores ilícitos es como buscar una aguja en un pajar”, dijo Mark Carmichael, un alto ejecutivo de la empresa norteamericana MDA.
Desde luego que la pesca ilegal de la flota china en los alrededores de las Galápagos y en los mares del sur de América tienen un impacto ambiental.
El especialista argentino Milko Schvartzman, miembro de la ONG Círculo de Políticas Ambientales, afirmó “…es necesario que los países utilicen diferentes sistemas con diferentes proveedores y tengan capacidad propia para analizar, seguir y monitorear estas flotas que no están reguladas, no comparecen ante ninguna autoridad y no tienen observadores a bordo, nadie sabe con exactitud cuánto pescan, ya que la información solo la brinda el capitán, sin ningún tipo de monitoreo”.
Un hecho que conocen en la Armada Argentina cuyos miembros intentan evitar la pesca ilegal en el mar argentino pero que nada pueden hacer en la milla 201, el límite de la línea de Zona Económica Exclusiva (ZEE), un territorio de aguas internacionales que China busca dominar.
La captura de toneladas de calamar capturado por estos buques pesqueros factorías conlleva la posibilidad cierta de agotar la presencia del calamar dientuso en la zona.
El sitio especializado en temas de crimen organizado InSight Crime presentó un trabajo del Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de la Universidad Americana (CLACS) que da cuenta de la actividad “pirata” de los barcos chinos que suelen utilizar maniobras distractivas para traspasar el límite que separa las aguas internacionales de las nacionales y continuar pescando en el mar nacional.
Para Adrián Fernández, especializado en seguridad, “…lo que sucede en nuestro litoral marítimo es un escándalo y lo que sucede a partir de la milla 201 es totalmente oscuro. Porque no hay control de nadie. Aguas de nadie y esos barcos trabajan 24×24 horas, los 365 días del año. Es cuestión de poco tiempo para que el recurso ictícola disminuya”.
El avance en la estrategia de la posesión adversa de los mares ricos en recursos de parte del gobierno de Beijing parece oponérsele una barrera con el reciente y tardío acuerdo alcanzado en Naciones Unidas para proteger los océanos del mundo.
Luego de una década de negociaciones infructuosas por el pobre compromiso financiero mostrado por las potencias marítimas para solventar las pérdidas de muchos países en vías de desarrollo se sancionó el Tratado de Alta Mar que convierte al 30% de los océanos en zonas protegidas para 2030, con el objetivo de salvaguardar y recuperar la naturaleza marina.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en la última evaluación de las especies marinas del mundo, casi 10% estaba en peligro de extinción.
Estas nuevas zonas protegidas, establecidas en el tratado, pondrán límites a la pesca, las rutas de navegación y las actividades de exploración, como la minería de aguas profundas, en la que se extraen minerales de un lecho marino a 200 metros o más de profundidad.
Sin embargo, la Armada pesquera invencible de China, no se detiene y para los analistas occidentales de seguridad marítima, China continuará trabajando para tomar, en el largo plazo, el control soberano de los océanos del mundo.