China expresó su queja por las advertencias vertidas por EEUU, Corea del Sur y Japón
China expresó este lunes su “fuerte insatisfacción” por la declaración conjunta de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur que el viernes advirtieron sobre el “comportamiento peligroso y agresivo” de Beijing respecto de los litigios marítimos en los mares de China Oriental y Meridional.
Para Beijing, ese pronunciamiento “viola gravemente las normas fundamentales que rigen la política y las relaciones internacionales”.
En su sesión informativa diaria, China afirmó que está “decidida a continuar salvaguardando firmemente su soberanía e intereses de seguridad” y que trabajará con los miembros de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (Asean) “para salvaguardar de manera decisiva la paz y la estabilidad regionales”, publicó la agencia Europa Press.
El viernes último, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió al primer ministro japonés, Fumio Kishida, y al mandatario de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, para una cumbre que los líderes consideraron el lanzamiento de un “nuevo capítulo” de cooperación militar y de seguridad estrecha.
China acusó a los tres países de haber dado vida a una “mini-OTAN” y acusó a Biden, Kishida y Yoon de “difamar y atacar” al país en “temas relacionados con Taiwán y asuntos marítimos, de interferir gravemente en los asuntos internos y de sembrar deliberadamente la discordia” con sus vecinos.
La declaración de Camp David, además de especificar que no variaron las posiciones de los tres líderes, hizo referencia explícita a Taiwán, al definir a la paz y la estabilidad en la materia como “elementos esenciales de seguridad y prosperidad en la comunidad internacional”.
Sobre este punto, el portavoz del gobierno chino, Wang Wenbin, objetó que “si los países involucrados realmente se preocupan por la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán, deberían respetar el principio de ‘Una China’ y dejar de complacer y apoyar a los separatistas por la independencia de Taiwán y sus actividades”.
Finalmente, remarcó “la cuestión de Taiwán es sólo un asunto interno de China y su solución pertenece exclusivamente a China”.
Taiwán se declaró independiente, pero Beijing la considera parte de su territorio y no pocas veces amenazó con recuperar su dominio inclusive por la fuerza.