Barajar y Dar de nuevo: Newells tocó fondo y necesita una urgente refundación del club
“Yo entrego cualquier consagración por una sola victoria en el clásico, aunque sea medio a cero” – Marcelo Bielsa
Como si atravesara el último de los infiernos del Dante, la lepra esta sumergida en la peor de sus pesadillas, la degradación futbolística de Newell´s hay que entenderla a partir de los sucesivos fracasos institucionales que se produjeron en un club que parece estar a la deriva, como ese boxeador que deambula por el ring desorientado tras recibir en verdadero golpe de nocaut en la mandíbula.
La decisión de Sebastián Méndez de suspender la conferencia de prensa post partido clásico es una señal, un estigma que nos avisa que su futuro inmediato traerá aparejado rayos y centellas para su vida institucional. Es un rumor amplificado en las redes sociales, aunque nadie se ha animado en hacerlo público, que el entrenador Méndez daría un paso al costado tras la durísima derrota ante Central, aunque el desgaste para el crédito del ex técnico de Unión se empezó a consumar antes, tras el 4 a 1 en contra ante Estudiantes de local, donde la lepra dejó en la cancha una de las peores versiones futbolísticas en mucho tiempo a esta parte.
Es solo el “gallego” Méndez el responsable de este presente de crisis de Newell´s, seguramente que NO, porque el mal momento del rojinegro en la cancha es una lógica consecuencia de los reiterados “horrores” de gestión y no solo del actual presidente Astore sino de los anteriores mandatarios del club (Dámico-Bermudez-Recobelli por citar algunos), quienes pararon absurdamente la producción de esa “fabrica” de jugadores que son las inferiores, las cuales en los tiempos de Griffa y Puppo, eran el orgullo de todo hincha leproso.
Newell´s es un club de fútbol y como tal, lo bueno y lo malo que se haga en esa competencia se amplifica a partir de los resultados y los logros deportivos obtenidos. A la lepra desde el 2013, luego del ciclo de Gerardo Martino, le ha ido de mal en peor, transitando una pendiente negativa que parece no tener final y que ayer, después de consumarse la tercera derrota clásica consecutiva, detonó en un masivo enojo de los hinchas, tanto en las redes sociales como en una movilización realizada hacia las puertas del estadio del Parque Independencia. Algo evidentemente se quebró y todo lo que se decida en estas convulsionadas horas del club necesita de una imperiosa y necesaria “cirugía mayor”. El interrogante que sobrevuela el mundo Newell´s, pasa por saber si esta Comisión Directiva está en condiciones de asumir tamaño desafío.
Ignacio Astore, el médico del club en los tiempos de Eduardo López nunca le acertó al diagnóstico para solucionar los problemas futbolísticos que se le presentaron en los tiempos de su mandato. Las elecciones de Gabriel Heinze, Mauricio Larriera y ahora, Sebastián Méndez hablan de una nula capacidad para saber elegir bien la persona que debía conducir, con éxito, los destinos del primer equipo.
Salvó lo ocurrido con Heinze, allí hay que quitarle toda la responsabilidad porque había unanimidad del pueblo leproso en la designación del ex zaguero de Martino en el título del 2013, Larriera y Méndez fueron una “crónica anunciada” para la decepción. El uruguayo había fracasado en Godoy Cruz y en Alianza Lima de Perú y el “gallego” solo mostraba como un valido pergamino haber tenido algunos buenos momentos en Unión y Vélez, ambos mostraban, desde al vamos, muy poquito para justificar hacerse cargo del timón de un equipo que estaba urgido de regresar pronto al protagonismo en los torneos de fútbol de la Argentina.
Luego del “golpazo” recibido ante Rosario Central, el silencio fue el común denominador en la vida de Newell´s, nadie ha salido a “dar la cara” por este frágil presente futbolístico. La lepra se acostumbró a perder los clásicos, lo cual se considera un “pecado capital” imperdonable para todos sus hinchas, por ende, los rumores están a la hora del día, desde la inminente renuncia del técnico Méndez hasta posibles cambios en la cúpula del club.
Cambiar al entrenador puede llegar a resultar solo “un placebo” para un enfermo en estado terminal y como si fuera un nuevo capítulo de la “Divina Comedia”, la lepra transita por uno de los más temidos infiernos del Dante y hasta muchos hinchas, han perdido la esperanza por un futuro mejor. Darle un final al ciclo del “gallego” es casi como el absurdo de “matar al mensajero” cuando los verdaderos culpables del actual “dislate” institucional de Newells están en otra parte, lejos de los protagonistas que con una pelota de por medio definen el destino de un resultado dentro de un campo de juego.