Discapacidad: Desde Fatradis valoraron el año de lucha por la defensa de los derechos para el sector
A lo largo de este año, la Federación Argentina de Transportistas de Personas con Discapacidad (FATRADIS) protagonizó uno de los procesos de movilización y resistencia más persistentes y federales de los últimos tiempos. La emergencia en discapacidad —una realidad que atraviesa a miles de familias, instituciones y trabajadores— se convirtió en un reclamo urgente que recorrió cada rincón del país, desde las plazas de las ciudades más pequeñas hasta los espacios más emblemáticos de la vida pública nacional. En Santa Fe, los reclamos fueron llevados adelante por la Asociación de Transportistas para Personas con Discapacidad (ATRAES)
Un recorrido que empezó en las calles y nunca se detuvo
La crisis del sector no es nueva, pero este año alcanzó un punto límite. Los retrasos en los pagos, la falta de actualización de aranceles, la precarización de los trabajadores y la ausencia de políticas públicas sostenidas generaron un escenario insostenible. Frente a ese abandono, FATRADIS impulsó una agenda de lucha que se extendió durante meses y que logró instalar el tema en la agenda pública.
Las movilizaciones se multiplicaron en todas las provincias: plazas colmadas en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Tucumán, Neuquén, Misiones, Santa Fe, Río Negro y tantas otras. Familias, trabajadores, transportistas, instituciones y organizaciones sociales se unieron para visibilizar una problemática que afecta directamente la vida cotidiana de miles de personas con discapacidad.
El reclamo también llegó a los grandes centros de decisión política. Hubo concentraciones frente al Congreso de la Nación, donde se exigió que la emergencia en discapacidad fuera reconocida y atendida con la seriedad que merece. Y, como símbolo de la lucha colectiva, la Plaza de Mayo volvió a ser escenario de una convocatoria masiva que reunió a organizaciones de todo el país.
Un sistema sostenido por trabajadores al borde del colapso
Uno de los puntos más críticos del año fue la evidencia de que el sistema de atención a la discapacidad se sostiene, casi exclusivamente, por el compromiso de sus trabajadores. Profesionales, acompañantes terapéuticos, docentes, transportistas, equipos técnicos y administrativos continúan garantizando derechos en un contexto donde el Estado se retiró de manera alarmante.
La falta de financiamiento adecuado, los retrasos en los pagos y la ausencia de políticas integrales dejaron a miles de familias sin respuestas y a los trabajadores en condiciones laborales cada vez más precarias. A pesar de ello, el sector siguió de pie, sosteniendo un sistema que hoy es inviable sin una intervención urgente.
El intento de veto que encendió las alarmas
Hacia fin de año, el conflicto alcanzó un nuevo punto de tensión cuando el gobierno intentó vetar, dentro de la Ley de Presupuesto, las emergencias en discapacidad y en universidades. La medida, que hubiera profundizado aún más la crisis, generó un rechazo inmediato de organizaciones, instituciones y legisladores.
Gracias a la presión social y al trabajo articulado de múltiples sectores, el veto no avanzó. Pero el episodio dejó en claro la fragilidad del sistema y la necesidad de mantener la vigilancia activa para evitar retrocesos que afecten derechos fundamentales.
La fuerza de lo colectivo y el llamado a la sociedad
Si algo quedó demostrado este año es que la lucha por la discapacidad no es un reclamo sectorial: es una causa profundamente social. La movilización federal, la persistencia de las familias, la unidad de las organizaciones y la solidaridad de la ciudadanía fueron claves para sostener cada avance.
FATRADIS destaca que la defensa de los derechos de las personas con discapacidad requiere del compromiso de toda la sociedad. No se trata solo de garantizar prestaciones: se trata de construir un país donde la inclusión no sea un discurso, sino una política real, sostenida y prioritaria.
Un cierre que no es final
El año termina, pero la lucha continúa. La emergencia en discapacidad sigue vigente y exige respuestas inmediatas. FATRADIS reafirma su compromiso con cada familia, cada trabajador y cada persona con discapacidad que hoy enfrenta un sistema debilitado por la desidia estatal.
El recorrido de este año deja una certeza: cuando la sociedad se organiza, cuando las voces se multiplican y cuando la dignidad se vuelve bandera, ningún intento de retroceso puede imponerse. La lucha colectiva seguirá siendo el motor para conquistar los derechos que aún faltan.
