El “Puma” Martínez fue noqueado por Jesse Rodríguez y se quedó sin título e invicto
La ilusión de Fernando Martínez (18-1, 9 KO), el Puma que había hecho historia en Japón y que era uno de los campeones mundiales vigentes de Argentina (el otro, interinamente, es Mirco Cuello), se trasladó a Arabia Saudita. El objetivo era traerse dos cinturones más, pertenecientes a Jesse Rodríguez (23-0, 16 KO), y no lo consiguió. Como su oponente, fue bam. Bam de zurda para que el argentino cayera en el 10° round, no pudiera levantarse y se quedara con las manos vacías.
El hincha de Boca, colores que ha lucido en cada una de sus conquistas, arrancó bien, plantándose y conectando algunos golpes. No obstante, el yanqui de 25 años se terminó imponiendo. Las tarjetas lo favorecían y su actuación también, porque venía haciendo buenas combinaciones y castigando al sudamericano -sufrió un golpazo en la nariz-, por lo que no fue sorpresa cuando lo fueron a buscar y encontró espacio para el KO.
Sabiendo que sólo una mano bien puesta le haría ganar el combate, Martínez se le fue al humo a Bam, le lanzó un cross de derecha y antes de que pudiera levantar la guardia se topó con un zurdazo del norteamericano que lo mandó a la lona. Diez, nueve, ocho, siete… pero no hubo caso.
Tras la victoria, aun mostrándose confiando en sí mismo, Rodríguez le enseñó su respeto al Puma: “Estaba seguro de que ganaría después del primer round. Es un peleador muy duro, es un campeón, pero me sentía confiado”. A partir de este sábado, descansará con los cinturones súper mosca de la AMB, CMB y OMB en su repisa.
En cuanto a Martínez, perdió su primer combate desde que se pasó al profesionalismo (ostentaba un récord perfecto de 18 triunfos). Después de una derrota tan dura como justa, su próximo desafío no será nada fácil: no dejarse caer, reunir fuerzas y volver a la carga. Por lo hecho en los últimos tiempos, como sus victorias ante Kazuto Ioka en suelo japonés -una para arrebatarle el título y otra para defenderlo-, es esperable que el boxeador de 34 años no afloje ante la adversidad.
