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Unidos vive su propio “clima de época”

Por Sergio Alcázar

La durísima derrota electoral padecida por el oficialismo provincial en las elecciones legislativas nacionales cambió el humor dentro de las filas de Unidos, el espacio del gobernador Pullaro atraviesa por un particular “clima de época” postelectoral, en el que reina la desconfianza, pases de facturas y los enojos como importante parte decorativa para el difícil momento que le toca en suerte. La búsqueda de “responsables” por el traspié en las urnas es una práctica habitual para estos casos, es una costumbre que puede llegar a convertirse muchas veces en un “muro de los lamentos” al cual cada dirigente se acerca con unción para intentar exculpar los pecados cometidos durante la campaña. “A llorar al campito”, hubiera dicho con su malhumor a cuestas mi abuela…

El gobernador santafesino jugó un “innecesario pleno” al apoyar tan vehementemente a su vicegobernadora, porque se transformó de esa manera en el “padre de la derrota”. “No perdió Unidos, perdió Maxi”, reconocen puertas adentro de la alianza oficialista muchos de sus referentes, dejando expuesto de esa manera un significativo deterioro del “poder real” que contaba hasta ahora con cierto orgullo, el líder del espacio “Evolución” en la provincia. No son pocos los dirigentes (cumpliendo al pie de la letra con el manual de la santificada política) del espacio gobernante que ya empiezan a hacer números y evalúan alternativas de cara a los comicios del 2027, en donde se pondrá en juego nuevamente, la gobernación. “Maxi está al horno con papas”, soltó con fastidio, otro reconocido referente rosarino de esa fuerza a este medio, aventurando quizás las dificultades que tendrá que atravesar el titular del Ejecutivo para remontar un “barrilete que tiene la cola demasiado pesada”.

El gobernador Pullaro perdió en dos años de gestión un 38% del apoyo electoral, el dirigente paso de aquella imagen de líder indiscutible a un presente lleno de dudas.

Otro dato que pinta con crudeza la postal actual del oficialismo provincial, es que Gisela Scaglia piensa no asumir su banca en la Cámara Baja del Congreso Nacional en una clara e inequívoca señal que algo “huele mal en Dinamarca”, además de generar un nuevo plagio al votante santafesino porque en caso de renunciar a la diputación nacional le pondrá a su reciente participación electoral el poco conveniente rótulo de “testimonial”.  “Voy a estar donde sea más útil”, se la escuchó decir a la vicegobernadora por estas horas sobre su rol en toda esta historia, frase que también puede encubrir otras intenciones – inconfesas y estratégicas – como la de quedarse a pelear un lugar en la competencia por la gobernación dentro de dos años, sobretodo, teniendo en cuenta este momento de debilidad y fragilidad política que exhibe el mandatario provincial.

Pullaro transitó en poco tiempo por situaciones extremas, que son dignas de ser recordadas en las glamorosas estadísticas de los premios Guinness. En el 2023 cuando fue electo gobernador superó el millón de votos logrando casi un 56% de apoyo en las urnas, siendo este guarismo un hito en ese rubro en la historia electoral de la provincia. Solo dos años después, el ex ministro de Seguridad provincial perdió porcentualmente un 38% de capital político, solo un 18% del electorado le tendió la mano con el voto a su persona, ya que al acompañar tan fuertemente a Scaglia hizo propia la elección intermedia. “Son decisiones”, bien hubiera dicho el recordado Miguel Ángel Russo si habría tenido la oportunidad de referirse al contundente respaldo mostrado por el mandatario hacia la actual presidenta del PRO santafesino

La vicegobernadora, Gisela Scaglia anunció por estas horas la posibilidad de no asumir su banca en el Congreso Nacional para quedarse colaborando con la gestión de gobierno provincial.

La historia reciente de la política doméstica nos recuerda que dos años antes de la elección del 2019, el gobierno de Miguel Lifschitz sabia muy bien que le iba a resultar muy difícil mantener el poder con Bonfatti como candidato y tal es así que terminó perdiendo la elección con Perotti. En el 2021, muchos dirigentes peronistas ya habían bajado las banderas de las expectativas por un triunfo del espacio en el 2023, con Lewandoswki a la cabeza del desafío y como una crónica anunciada, terminaron perdiendo feo con Pullaro en las urnas. Hoy el propio gobernador, justamente a mitad de su gestión, ve muy dificultosa su reelección en el 2027, tanto que ya muchos dirigentes dentro de su propia escudería consideran esa empresa como casi imposible, tal vez tomando como referencia ese “bucle de tiempo” que parece va a repetirse inexorablemente con una “dolorosa simetría electoral” para el mal de su causa.

Lo que genera más incertidumbre aún en el presente complicado de Unidos es que no hubo ninguna medida desde el gobierno que deje al descubierto un necesario acto de rebeldía ante la derrota. En La Rioja, por ejemplo, el gobernador Ricardo Quintela le pidió la renuncia a todo el gabinete de su gestión tras el traspié electoral, en Santa Fe mientras tanto, están aún en la “dulce espera” de la toma de decisiones, quizás por ese desnorte lógico provocado en el propio seno del poder provincial por no haberse cumplido ninguna de sus propias predicciones donde advertían, con “pompas y platillos” sobre la gran elección que iba a tener la lista oficialista en el comicio del 26 de octubre. ¿Cambiará Pullaro algún ministro de su gestión?, una calificada fuente del gobierno consultada por este medio aventuró modificaciones en el “personal” que secunda al mandatario, pero después del 10 de diciembre. Habrá que ver cuánto de verdad tiene esa sentencia compartida.

La posibilidad de que la Senadora Nacional, Carolina Losada pueda jugar en el 2027 como candidata a la gobernación por LLA, genera mucha preocupación en el oficialismo provincial.

Dos años pueden resultar poco o mucho dependiendo del cristal con el cual un espacio mire su futuro político, al oficialismo santafesino le urge tomar medidas que le permitan empezar a reconstruir en algo la confianza con los santafesinos, la que se ha visto muy deteriorada en estos casi dos años de gestión de gobierno. Aunque no solo el gobierno provincial deberá prestar atención al cambio de humor del votante de esta provincia, sino, a una posible candidatura de Carolina Losada a la gobernación representando a La Libertad Avanza, algo que, de ser así, le quitaría bastante poder de fuego a Unidos en las urnas por tener que compartir un mismo electorado. “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”, escribió la delicada pluma de Mario Benedetti, una frase que quizás representa muy bien el drástico cambio de escenario político que sufre la alianza gobernante en la provincia.

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