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Solo peronismo: Kicillof quiere un espacio “sin ismos personalistas” y que vuelva a ser el mejor intérprete de la voluntad popular

Por Sergio Alcázar

Surfeando las agitadas olas del bravío mar postelectoral, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof nunca perdió la compostura de un dirigente que sabe muy bien lo que hace y lo que quiere. La publicación de la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner en su red social X, encendió todas las alarmas en los variopintos sectores que conforman el amplio imaginario peronista en Argentina. La no tan sutil dedicatoria de la ex mandataria al titular del Ejecutivo bonaerense en donde lo inculpa por el desdoblamiento electoral, el cual según ella consideró como la principal causa de la derrota en las urnas del último domingo 26 de octubre, cayó como una bomba neutrónica que sacudió todos los cimientos de una fuerza que necesita urgentemente recuperar protagonismo e identidad con el electorado.

Esa Cristina que también bailó en el balcón la noche del traspié electoral, lo que fue tomado por muchos dirigentes del partido como una total falta de respeto a la tristeza en la cual estaban sumidos los fieles de la liturgia peronista en esas aciagas horas donde el recuento de votos confirmaba la derrota en las urnas. “Se equivocó feo, nos tomó el pelo a todos los buenos peronistas que la estábamos pasando mal sabiendo que perdíamos, ya fue, a mí no me representa más”, fue la contundente advertencia que compartió con este medio web un reconocido dirigente del PJ de la ciudad sobre la bronca que le generó esa actitud de la líder del Kirchnerismo.

El gran triunfo de Kicillof en las legislativas provinciales del último 7 de septiembre proyectó su figura hacia la presidenciable del 2027.

Mientras tanto, Kicillof levantó el guante, tras los inevitables indicios que revelaban un triunfo de Milei en las legislativas nacionales, y salió a poner el cuerpo ante la sorpresa y malhumor que generó la derrota del espacio en la provincia de Buenos Aires, aguantando los trapos del desencanto militante, para hacerse cargo de un discurso que solo buscaba mantener en alto la moral de la fuerza, y sobretodo, el orgullo de ser peronista. Hay liderazgos y liderazgos, algunos que representan a las militancias y otros que simplemente, restan, y para estos complejos tiempos de redención partidaria, empiezan a quedar muy claros, unos y otros. El PJ anda hace bastante tiempo en la permanente búsqueda para recuperar la identidad pérdida, esa que le otorgaba cercanía con la gente y le permitía monopolizar la esperanza.

En el encuentro con unos 40 intendentes que forman parte de su línea interna dentro del peronismo bonaerense, el gobernador “plantó la semilla” para empezar a construir una fuerza capaz de poder devolverle al espacio, sus “tiempos de gloria”. Cristina es el pasado y Kicillof es el futuro, fue la consigna que más se escuchó y quedó grabada a fuego entre los asistentes a la reunión partidaria en Berazategui. Sin rupturas con la Cámpora (muchos de los asistentes pedían a grito por ello), el mandatario de Buenos Aires prefirió quitarle importancia al ataque de la ex presidenta a su persona, quizás sabedor que para ampliar la base de sustentación de su capital político necesitará llegado el momentio de todos; los buenos y los malos, parafraseando al General Perón, lo que parece ser, la idea primigenia de su armado.

Cristina Kirchner y Axel Kicillof en otros mejores tiempos.

Se vienen momentos disruptivos dentro del peronismo, los gestos de Cristina y su hijo, Máximo contra el gobernador de PBA no hicieron más que abrir las aguas de una grieta interna en el partido. En Santa Fe, dirigentes gremiales afines a la ex presidenta también mostraron su enojo con la actitud de la líder K, y muchos consideraron “innecesaria” la postura de ataque de la ex presidenta contra Kicillof. La mayoría de los referentes del movimiento obrero recuerdan con cierto enojo el daño electoral que le hicieron al peronismo de la provincia los sectores radicalizados del PJ como “Unidad Ciudadana”, “La Corriente”, “La Cámpora”, etc., responsabilizándolos de cada una de las derrotas en los comicios en donde sus banderas lideraron las listas. “Necesitamos un partido mas afín al legado de Perón y que tenga un proyecto de gobierno serio y que transforme la realidad”, destacó el titular de un sindicato rosarino, tendiendo puentes de coincidencias con la alternativa que pregona, Axel Kicillof.

“Al peronismo nunca hay que darlo por muerto”, reza un viejo adagio popular, siendo una sentencia que tiene mucho de verdad ya que la historia misma ha sido privilegiada testigo de ello. El gran desafío que deberá asumir el PJ hacia el futuro inmediato es quitarse de una vez por todas la “etiqueta K”, esa que alimenta una grieta social que solo beneficia a los “anti” y a los “oficialismos de turno”. Sin el kirchnerismo como única excusa de campaña de sus opositores, las posibilidades de competividad electoral del espacio crecerán de manera exponencial. “El que quiera conducir con éxito tiene que exponerse; el que quiere éxitos mediocres, que no se exponga nunca; y si no quiere cometer ningún error, lo mejor es que nunca haga nada”, señaló – allá en el tiempo- el propio Perón; Kicillof parece encarnar ese tipo de liderazgo, a sabienda de la urgente necesidad de un cambio de rumbo en el partido, toda la dirigencia debería acompañarlo para que pueda construir fortalezas y principalmente, dejar de “andar cascoteándole el rancho a cada rato” …

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