Newells, derrota, represión y un recurrente mal clima de época que reclama por un urgente fin de ciclo
Newells tenía frente así una enorme prueba de templanza y coraje. El mal momento agitó todas las urgencias para un equipo necesitado de buenos resultados. El rival, el Halcón de Varela le agregaba más complejidad al contexto que tenía por delante porque Defensa y Justicia es un conjunto incómodo con un buen funcionamiento colectivo y en franco crecimiento. La parada no era fácil a priori y más aún para la lepra al cual todo le cuesta un Perú.
Newells empezó muy atado en el campo, y se notaba de arranque que le pesaba demasiado el cotejo. La lepra salió a arriesgar, pero a la vez quedaba demasiado expuesto por ambos costados defensivos. La pelota pesada toneladas y en ese contexto poco amigable con el hincha exigiendo algo diferente, los dirigidos por Soso intentaban entregar su mejor esfuerzo, como consecuencia de ese coctel indeseado su futbol pago los platos rotos.
La primera aventura seria de la lepra fue a los 10´ cuando tras un ataque por izquierda donde Herrera lanzó un centro rasante que provoco un rechazo de Aguilera y la pelota le quedó de enfrente al arco a Reggiardo, pero su remate se terminó desviando en un rival cuando tenía como destino el arco de Bologna. Después de un impase donde el rojinegro perdió presencia en campo contrario, a los 18 se acercó nuevamente con peligro al arco rival mediante dos cabezazos seguidos ejecutados por Luciano y Jacob que por poco no terminaron en gol.
A los 26’ Lucas González de Defensa y Justicia inquietó a Navas en un avance esporádico con un remate desde afuera del área que se fue cerca del palo derecho del golero costarricense. La lepra fue cediendo protagonismo un poco porque la visita se acomodó mejor en el campo y otro tanto porque a los jugadores leprosos se le empezó a ser muy cuesta arriba el trámite del encuentro.
Los minutos finales de la etapa inicial fueron para el enojo permanente de los hinchas con sus jugadores por cada pelota mal entregada a un compañero que se convirtió en un creciente rumor y silbatina. En ese escenario le fue muy difícil al local mantener la compostura de equipo y se fueron al vestuario con un lánguido cero a cero, llevándose al entretiempo todas las dudas que obligaban al rojinegro a tener que cambiar el chip para disputar la segunda etapa con la búsqueda de intentar mostrar una mejor imagen.
El complemento arrancó con tres cambios en Newells Soso mandó a la cancha a Chiaverano, Funes y Banega en lugar de Marini, Herrera y Plaza. El objetivo mover la estantería de mitad de cancha para adelante para intentar generar algo distinto. Los cambios no modificaron demasiado el juego leproso. Newells era un desorden generalizado con jugadores haciendo lo que podían cada vez que les llegaba la pelota a sus pies.
El partido se repartía entre la impotencia leprosa y la cautela de la visita que se dedicó a cuidar el empate. El ingreso del paraguayo “Cocoliso” González levantó la temperatura en las gradas del Coloso, más aun cuando en la primera pelota que tocó la pelota terminó dentro del arco de Bologna, delirio en las tribunas para un debut soñado del delantero que venía de Mexico. El VAR y las líneas muy finitas determinaron que el juez Dóbalo anulara la conquista, desazón y resignación en los hinchas que veían por segunda vez consecutiva en una semana que le anulaban un gol.
Lo que quedó fue para una crónica futbolera demasiado anunciada, en tiempo de descuento un centro desde la derecha de Panchito González terminó en el botín derecho de Miritello que con potente remate fusiló a Navas para marcar el 1 a 0. Pitazo final, los hinchas que pedían por la renuncia del presidente del club, los disturbios en la plaza de estacionamiento, las balas de gomas, la represión insólita hacia los hinchas. El clásico a la vuelta de la esquina y un clima de época de ciclo totalmente terminado. Newells necesita una urgente refundación antes que sea demasiado tarde, y lo mas grave que no tiene que ser solo en lo futbolístico, para que se entienda bien..