Malestar en Casa Rosada por las críticas de Victoria Villarruel a Patricia Bullrich: “Fue muy inapropiado”
En el sprint final del cierre de año, la interna abierta entre el Poder Ejecutivo y la vicepresidenta Victoria Villarruel suma un nuevo capítulo a raíz del malestar que generaron las críticas de la titular del Senado contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por la detención del gendarme Nahuel Gallo en Venezuela.
“Fue profundamente inapropiado”, aseguró un funcionario a la Agencia Noticias Argentinas, luego de que Villarruel apuntara contra Bullrich por la situación en la que se encuentra el suboficial de 33 años, secuestrado el 8 de diciembre.
Pese al clima de reconciliación abierto luego de que el estratega presidencial, Santiago Caputo, se reuniera con Emilio Viramonte, del entorno de Villarruel para bajar la tensión, los cuestionamientos internos generaron recelos entre las filas libertarias que no quedaron conformes con la eliminación del mensaje que la vice publicó en su cuenta de X.
“Querer anotarse un poroto a costa de un tipo que está secuestrado y que lo pueden estar torturando es muy bajo”, expresaron al respecto, sin importar el retroceso de la funcionaria.
Lo cierto es que Villarruel cargó contra una de las funcionarias predilectas del Presidente; integrante del círculo rojo y participante de las reuniones selectas de mesa chica cada martes del año que nuclea solo a un puñado de funcionarios.
Por el contrato, la titular del Senado no asiste desde hace meses a las reuniones ampliadas del Gabinete, y tampoco media palabra con quien supo ser su compañero de fórmula.
“Jamás habría autorizado a un gendarme a ir a Venezuela. Lo que está ocurriendo es la consecuencia tristemente obvia, pero como no soy del área de Seguridad no opino de las sanciones y acciones que se debieran tomar. Slds”, se expidió Villarruel, abriendo un nuevo foco de conflicto con la Casa Rosada.
Sus palabras referenciaban la autorización de la Gendarmería Nacional que recibió Gallo para visitar a su esposa y su hijo en Venezuela. Para abaratar costos del viaje, el joven se trasladó de Chile a Colombia, y después cruzó la frontera en un remis.
Estos movimientos llamaron la atención de las autoridades de migraciones que procedieron con su detención, facilitando que el gobierno a cargo de Nicolás Maduro lo acusara de espía.
Con algunos minutos de diferencia, Bullrich recogió el guante y calificó de “oportunismo político” el mensaje de Villarruel. “Resulta vergonzoso que utilice a Nahuel Gallo para juntar likes, y además elimine el tuit cuando la repercusión no es la esperada. Los argentinos ya no toleran la cobardía ni el oportunismo político”, sentenció.
“Es claro que usted habla con total desconocimiento de los canales y mecanismos administrativos que rigen en el marco de la Gendarmería Nacional. La autorización de viajes se otorga a través de la Dirección de Personal. Por eso le solicito que antes de emitir declaraciones, la próxima vez se informe”, retrucó la ministra.
Sobre el final del tuit, le pidió a la vice que, “si quiere servir a la Patria como argentina, se ocupe de frenar el descabellado e inminente aumento de sueldos en el Senado de la Nación”, y aseveró: “La ciudadanía está haciendo un esfuerzo heroico para superar la crisis heredada y no merece financiar dietas de 9.5 millones para ningún legislador”.
El día después de la polémica, y luego de haber cuestionado la suba salarial en la Cámara de Senadores desde Tucumán, Milei expuso en la Bolsa de Comercio de Córdoba y destacó la tarea de Bullrich a quien referenció como “formidable y maravillosa”.
También aprovechó su extenso discurso en Córdoba para deslizar su malestar con Villarruel, a quien le envió un mensaje pero sin hacer mención directa. Para eso hizo eco del conflicto que se originó cuando en calidad de titular del Senado, la abogada presidió la sesión que votó la expulsión del senador Edgardo Kueider mientras debía estar al frente del Ejecutivo debido a que se encontraba en viaje a Italia.
“Del último viaje me traje casi 3000 palos verdes de inversiones que es la de Río Tinto por 2500 millones de dólares, y la de Stellantis que la van a aplicar por cerca de 400 millones de dólares para los motores de las RAM”, destacó el libertario, al tiempo que ironizó ante los presentes: “Pero no se entusiasmen con que viaje mucho porque cada vez que me voy siempre alguno me hace alguna… sin comentarios”.
Otro de los que hizo públicas sus diferencias fue el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien pidió discutir temas “trascendentes e importantes”. “Fue una chicana que no tenía sentido”, sentenció tras mostrarse sorprendido por el gesto de Villarruel, luego de la decisión de calmar las aguas entras las partes.
En Balcarce 50 molestaron las críticas, porque aseguran que el canciller Gerardo Werthein explota los canales diplomáticos que mantiene al alcance para encontrar mediadores que puedan negociar con Maduro la liberación de Gallo.
Además, el libertario se reunió ayer familiares del detenido y junto al gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, se comprometieron a “gestionar” todas las chances para su liberación.
Las diferencias del Senado
El dardo de Villarruel desnuda uno de sus principales reclamos que aún alberga desde la campaña. La abogada no perdona que Milei la relegara y designara a Bullrich en Seguridad y a Luis Petri en Defensa tras haberle prometido el control de las áreas. Ambos habían sido los tópicos que apuntalaba durante el período electoral del 2023.
No es la primera diferencia que cruza a la extitular del PRO por las decisiones que adopta en materia de seguridad. En más de una oportunidad, la vice se mostró en contra de impulsar la ley de Seguridad Interior que permite que las FFAA realicen patrullaje y operativos de control.
“La función de las Fuerzas Armadas no es combatir a civiles. Creo que había quedado claro con el tema de los `70. El narco es un civil para el derecho. En los `70 se combatió al terrorismo. ¿Dónde están los que lo combatieron? Presos”, supo expresar.
Tras los primeros 365 días de gestión, el Gobierno replicó una vieja receta de la política “tradicional” que busca erradicar: la pelea abierta entre el Presidente y su Vice que, sin importar el tinte político, encuentra su reversión.