Kicillof, “el último de los mohicanos” del peronismo
“El que quiera conducir con éxito tiene que exponerse; el que quiere éxitos mediocres, que no se exponga nunca; y si no quiere cometer ningún error, lo mejor es que nunca haga nada” – Juan Domingo Perón
La interna del peronismo encendió todas las diferencias entre sus dirigentes, la candidatura de Cristina Kirchner a la presidencia del partido detonó los puentes que se habían construido desde su reclusión, esos cuarteles de invierno de la dirigente que presagiaban un nuevo orden dentro del PJ. El fallido intento del gobernador de La Rioja, Quintela de disputarle el control del histórico espacio a la ex presidenta reabrió viejas heridas. El kirchnerismo duro y radicalizado busca nuevamente copar el centro de la escena del legendario partido y eso enojó mucho a militantes y dirigentes peronistas quienes entienden que “La Campora” con sus ambiciones y actitudes le hace muy mal al sentido de unidad que debe privar hoy en el justicialismo para propiciar su necesaria resurrección.
No son pocas las voces que surgen desde el entorno del gobernador de Buenos Aires que denuncian un sistemático ataque de “enemigos propios” para esmerilar la figura del mandatario provincial. Cristina, Máximo, Wado de Pedro entre otros referentes partidarios le exigen a Kicillof “obediencia debida” para apoyar la causa de la quién fue dos veces presidenta de la Argentina. En este particular contexto que atraviesa el peronismo nacional, el gobernador bonaerense esta obligado a lidiar con un escenario económico social adverso, con las absurdas embestidas de Javier Milei que pretende implosionar a su fuerza y con un sector del kirchnerismo que lo rechaza. “Están matando la gallina de los huevos de oro”, señaló con enojo y resignación a este medio un avezado dirigente peronista rosarino sobre el momento que le toca en suerte al titular del Ejecutivo de Buenos Aires.
Para comprender el escenario político de Santa Fe siempre hay que recordar que el votante peronista no K rechaza con unción al kirchnerismo duro porque son muchos los que aseguran que este espacio ha llevado al PJ a tener que padecer la derrota en muchas elecciones. Dirigentes políticos del peronismo tradicional o histórico de la provincia y gremialistas en general con sus variopintos matices, deponen sus diferencias circunstanciales para coincidir todos en la necesidad de acompañar una candidatura nacional de Axel Kicillof para el 2027. Hasta algunos de estos actores de la política santafesina proyectan un posible triunfo del peronismo a partir de su candidatura, el único inconveniente que se presenta para llegar a ese estadio ideal de competencia, es saber como el ex ministro de economía podrá sortear con éxito el campo minado que intentarán plantar los sectores rancios del PJ vernáculo contra su persona llegado el momento.
Como si fuera el actor Daniel Day-Lewis interpretando su mejor personaje, Axel Kicillof representa a ese adalid político del peronismo tratando de mantener a flote las aspiraciones de un espacio que busca imperiosamente reinventarse en una época de crisis partidaria con fuertes cuestionamientos internos y externos sobre el nuevo rol que debe asumir la fuerza para convertirse en un digno opositor al oficialismo y de esa manera fijarle un límite al presidente Javier Milei, ese que gran parte de la sociedad hoy anda exigiendo ante tantas muecas de autoritarismo que exhibe a diario el titular de la Casa Rosada.
Kicillof hizo una correcta lectura de la particular coyuntura y entendió que para poder renovar los votos de fidelidad de los argentinos con el peronismo es necesario abrir “la tranquera” e invitar a otros espacios políticos a participar, porque está visto que solo con los votantes del PJ no alcanza para ganar una elección y más difícil aun es el entorno cuando una parte de la dirigencia de ese espacio (kirchnerismo) se encuentra tan cuestionada y rechazada por la gente. Entrar a esos sectores sociales vedados en los últimos tiempos electorales es una tarea que asumió con suma inteligencia el mandamás de Buenos Aires y la postura asumida por el mismo se acerca mucho a la tuvo el General Perón a principios de los setenta tras el exilio en España cuando busco la unidad de la sociedad mas allá de las diferencias al señalar que “para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”.
La lógica que impulsa por estos tiempos la labor del gobernador bonaerense transciende las fronteras de su propia provincia, porque asistió oportunamente al mandatario de Chubut, Ignacio Torres con 15 nuevas ambulancias para mejorar su sistema de salud. Luego colaboró con Maximiliano Pullaro en la cruzada del radical contra la violencia enquistada en Rosario con la entrega de 80 patrulleros blindados, 3 minibuses, 400 efectivos, tres helicópteros y drones. En este periplo de asistencia- donde cumple el rol que le correspondería al gobierno nacional-, también le ofreció ayuda Martín Llaryora para combatir los incendios forestales con helicópteros hidrantes. “Cosecharas lo que siembras”, reza un viejo adagio y muchos dirigentes peronistas especulan que su obrar le dará sus réditos llegado el momento y le permitirá cautivar muchas adhesiones en una posible candidatura rumbo al 2027.
Mientras la dirigencia peronista de tierra adentro de Argentina le pide al partido un necesario volantazo para reinventar la fuerza y a la vez esperan que Axel Kicillof defina su postura y los represente por afuera del aura del kirchnerismo, el gobernador mantiene una posición equidistante a las luchas intestinas del espacio y a las ambiciones que afloraron tras el anuncio de Cristina Kirchner de querer jugar por la presidencia del partido. “No se debe ser fuerte en todas partes para vencer políticamente, es suficiente ser más fuerte en el momento y en lugar donde se produce la decisión”, expresa una de las máximas de Juan Domingo Perón, quizás a eso apuesta el gobernador de Bs. As esperando que le llegue su oportunidad, como si fuera el último de los mohicanos que le queda al peronismo…