Diputados libertarios que visitaron a represores presentaron su descargo: Arrieta y Bonacci apuntaron contra Benedit
Con la única excepción de Beltrán Benedit, el organizador del tour al penal de Ezeiza para conversar con represores militares condenados por crímenes de lesa humanidad, el resto de los diputados nacionales de La Libertad Avanza implicados en esa visita presentaron sus descargos escritos en la comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento que está abordando los procedimientos para aplicar sanciones disciplinarias.
Lourdes Arrieta, quien producto de su estrategia de desmarque y señalamiento a varios de sus colegas del oficialismo fue desplazada del bloque de La Libertad Avanza, fue la única de los seis diputados nacionales que estuvo presente de forma física en la reunión.
No fueron de la partida Guillermo Montenegro, Álida Ferreyra, María Fernanda Araujo, Rocío Bonacci ni Benedit; éste último el más expuesto por haber sido el organizador de la actividad.
Los representantes de Unión por la Patria y del Frente de Izquierda insistieron con su pedido para que la comisión de Peticiones se constituyera como ámbito de investigación, pero la presidenta del cuerpo, Silvia Lospennato (PRO), aclaró que la misma no tenía facultades para hacerlo.
En ese sentido, puso como plazo la semana próxima para la presentación de dictámenes referidos a la creación de una comisión investigadora, que luego podrían ser considerados por el pleno del recinto.
Sin estampar la firma, Montenegro y Araujo presentaron un descargo bastante inespecífico de apenas una carilla, en el cual ratificaron la versión de que el recorrido en el penal de Ezeiza tuvo como finalidad “observar de primera mano las condiciones de las instalaciones del centro penitenciario, y escuchar a las autoridades del penal, al personal médico y a todos los profesionales del mismo”.
“En ningún momento buscamos interferir en procesos judiciales ya concluidos por la justicia o en curso, en un pleno convencimiento del respeto a la división de poderes”, aclararon, sin autocrítica.
En la misma línea, y sin demasiadas precisiones ni mea culpas, Ferreyra sostuvo que la visita al penal fue “por motivos humanitarios” para constatar que el encierro en las unidades carcelarias no constituyan “una especie de tormento para los reclusos”.
Bonacci, por su parte, explicó que en la carta de citación se la invitaba a realizar un “descargo, pero sin que se le comunicase de forma ”concreta y específica” el cargo que debería contestar.
En este sentido, aclaró que se trataba de una “falsa acusación” la afirmación de que fueron seis los diputados que visitaron represores, ya que ella no estuvo presente durante dicho encuentro.
Al respecto, subrayó que ella no aparece en ninguna de las imágenes difundidas, por el hecho de “no haber participado” de la actividad a la que estaba siendo implicada.
“La única motivación que me llevó a realizar dicha visita a la “Cárcel de Ezeiza”, de acuerdo a los términos en los que se me cursó la invitación a participar de la misma, fue la de tomar contacto directo con el sistema penitenciario federal y constatar concretamente la situación actual del referido complejo”, explicó.
“Cuando advertí que otros legisladores nacionales participantes de la visita a la Cárcel de Ezeiza, tomarían contacto y dialogarían con internos procesados y/o condenados en causas por delitos de lesa humanidad, decidí mantenerme totalmente ajena a tal situación”, agregó.
En otro orden, Bonacci recordó que ella había repudiado los dichos de Benedit “con relación al sentido y alcance del referido encuentro, que ellos mantuvieron con los internos” responsables de delitos de lesa humanidad.
En efecto, luego de la visita, el entrerriano realizó una serie de declaraciones, que se hicieron públicas a través de redes sociales, en las que calificó a los represores “excombatientes que libraron batallas contra la subversión marxista” e intentó negar los crímenes cometidos.
“La ya famosa fotografía, a la que hice referencia previamente, fue tomada por una auxiliar del Diputado Montenegro, con un móvil color violeta, de propiedad de la Diputada Araujo”, reveló Bonacci en su descargo, negando las acusaciones que la ubican a ella como quien tomó la imagen.
La bonaerense de La Libertad Avanza reconoció que existía un grupo de whatsapp para organizar la presentación de proyectos proclives a liberar o morigerar las penas a genocidas, los cuales debían llegar a manos del presidente Javier Milei y de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, según era la intención de Benedit y Ferreyra .
A su entender, esa “actitud aislada” representa un “abuso de su papel como diputados nacionales de La Libertad Avanza” y además “atenta gravemente contra el pacto democrático”.
Por último, Bonacci adhirió a la necesidad de que se investiguen los hechos pero pidió que dicha “investigación no se transforme en una caza de brujas, como indudablemente” se hizo en su contra, “al desplegarse una persecución sesgada y oscura, que no ha tomado en cuenta la verdad”.
En su extenso descargo, Arrieta empezó diciendo que “no se ha garantizado en forma alguna el derecho de defensa ni la actividad probatoria de ninguna de las personas que fueron mencionadas”, incluyéndose a sí misma.
Para la diputada que conformó recientemente el monobloque Fuerzas del Cielo – Espacio Liberal (FE), solamente Benedit, por ser el organizador de la actividad, conocía la identidad de los militares condenados que iban a visitar.
“Fue quien, haciéndose público el caso, se guardó al silencio. Sin embargo y puertas adentro, criticó la tibieza del Poder Ejecutivo o se jactó y avaló dichos sobre sus vínculos con la Ministra Patricia Bullrich, el Jefe del Servicio Penitenciario, o de una integrante del Consejo de la Magistratura de nombre Agustina Díaz Cordero”, apuntó.
Arrieta también reconoció que fue agregada en el mes de febrero a un grupo de whatsapp por el padre Javier Ravasi, en el cual “se discutían cuestiones relacionadas con personas mayores privadas de la libertad, y el plazo razonable de la duración de los procesos penales que padecen”.
Luego denunció que fue “manipulada” por otros integrantes de ese grupo, porque lo que ella creyó que sería “un grupo de WhatsApp para debatir sobre situaciones o posibles proyectos, o discusión de ideas para lograr mejorar condiciones de detención de personas mayores” se convirtió en una defensa de una causa (la del terrorismo del Estado) con la que dijo que “no comulga por ser contraria a los valores cristianos”.
“Los delitos de lesa humanidad que ha padecido nuestro país, y la determinación con la que la justicia ha accionado sobre los mismos, han hecho de la Argentina un faro que ilumina al mundo sobre este tópico. Es decir, aquella persona que desee alzarse contra nuestra constitución o contra el orden democrático y violar derechos humanos, debe saber que será perseguido y pagará por estos crímenes en todo momento”, consideró.
Varios párrafos después, Arrieta manifestó su asombro por “la falta de control en el ingreso a la unidad penitenciaria” y “la liviandad con la que el personal del Servicio Penitenciario manejaba el tema de las tomas fotográficas”.
“No solo que no nos registraron para el ingreso, sino que, dentro de la unidad carcelaria se tomaron imágenes fotográficas con los propios teléfonos de algunos de mis compañeros”, reveló.
“De hecho, en el momento en que todos se encontraban hablando, nos pidieron que nos pongamos para realizar una foto institucional de la visita. Extremo que me llamó la atención, debido a que justamente nos habían indicado que por respeto a los internos no deberíamos incurrir en dicha práctica. Como yo seguía creyendo que se trataba de una cuestión institucional, según se me refirió, y al estar rodeados de autoridades penitenciarias y funcionarios públicos de altos rangos que convalidaban lo sucedido, no dudé de ser fotografiada”, relató.
Sobre el contenido de la reunión con los genocidas, Arrieta reveló que “se conversaron sobre varias cuestiones, se mencionaron temas vinculados a la Patria, los valores, condiciones de detención, y quejas sobre el proceder de la justicia”.