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Sea un turista responsable con la fauna salvaje

Por Prof. Norberto Ovando

El turismo basado en la vida silvestre puede ser una vía valiosa para transformar el conocimiento, las actitudes y los comportamientos ambientales de los turistas, si se complementa con mensajes de conservación eficaces y experiencias interpretativas proactivas

Has decidido hacer turismo en el Parque Nacional Iguazú o en el Parque Provincial Puerto Península en Misiones, y una de las razones por la que seleccionaste estos destinos es porque son áreas protegidas llenas de vida, donde encontrarás una vegetación distintiva y diferentes animales silvestres.

Los Parques Nacionales o Provinciales son espacios que se mantienen prácticamente en estado salvaje para que la flora y la fauna se conserven sin que se alteren. Poe eso no se pueden cortar flores o plantas y tampoco se puede tocar o alimentar a los animales. 

Debemos recordar que los animales salvajes son, y siempre serán, impredecibles. Por muy buenas que sean nuestras intenciones, ellos nos pueden percibir como una amenaza, asustarse y atacarnos, incluso, cuando no les queremos hacer ningún daño.

Alimentar artificialmente a los animales en áreas turísticas puede provocar epidemias y la transmisión de enfermedades de manera bidireccional, de animales a personas o de animales a otros animales.

Muchos turistas para ver por más tiempo a los animales salvajes acuden a la irresponsabilidad de darles comida y no se dan cuenta que claramente no les están haciendo un favor; en realidad los están perjudicando y facilitando su extinción.

Esta alimentación artificial puede crear tensiones antinaturales entre los animales que “compiten” por la comida de las personas llegando incluso a pelearse, hiriéndose y depende de que especies, incluso matándose entre sí.

Esta nefasta manía de alimentar de la mano para atraer la fauna salvaje, es particularmente peligrosa, porque normalmente estos animales no saben dónde acaba la comida y empiezan los dedos de las personas pudiendo provocar graves heridas a sus “benefactores”.

Al acostumbrarse a ser alimentados por el ser humano, los animales salvajes pierden el miedo y el respeto a las personas, cosa que puede ser muy peligroso para ambos.

La comida que solemos proporcionar a los animales salvajes no es parte de su dieta natural, puede no ser apta para ellos y hasta les puede causar enfermedades, heridas en la boca, en el aparato digestivo e incluso la muerte.

La mayoría de los turistas cuando deciden alimentar a los animales salvajes, en realidad no son conscientes del daño que les están causando, principalmente a los primates no humanos y coatíes creándoles el hábitat de buscar comida en sus bolsas y hasta arrebatarles carteras, mochilas, etc.

Recordemos que la comida humana está llena de elementos nocivos como ser conservantes, azúcares, drogas medicamentosas y otros elementos tóxicos que pueden causar daño en la salud de los animales salvajes.

Muchos turistas actúan por desconocimiento, pero algunos guías lo hacen por obtener una mayor propina.

Es posible erradicar estas prácticas en los guías y turistas, pero se requiere de trabajo conjunto. Lo más importante es la educación ambiental: debemos hacer conciencia de que los animales no necesitan alimento extra, lo tienen en su hábitat. Pero también es importante que se apliquen las normativas que prohíbe alimentar a los animales silvestres.

Zoonosis

Alimentar y tocar a la fauna salvaje no solo es irresponsable y desaconsejable, sino que es muy perjudicial para ambos.

Cuando alimentamos y tocamos a los animales salvajes, estamos en contacto directo con ellos, algo que aumenta muchísimo las probabilidades de transmisión de enfermedades entre ambos.

Las enfermedades zoonóticas, o zoonosis, son los muchos tipos de enfermedades que se contagian de animales a humanos, entre las cuales encontramos la salmonelosis, la tuberculosis, la gripe aviar e incluso enfermedades mortales, como la rabia o el ébola y el más que conocido por todos el SARS-CoV-2, también llamado COVID-19 o coronavirus.

Entre los tipos de patógenos que pueden transmitir los animales a los humanos figuran bacterias, parásitos, hongos y virus.

Nosotros también les podemos transmitir enfermedades a ellos que los pueden matar como diabetes, gripe y tuberculosis por mencionar algunas.

Por la interacción de los turistas (alimentar y/o tocar) con la fauna silvestre en el Parque Nacional Iguazú, es muy factible que se desarrolle tuberculosis en la fauna silvestre, especialmente en coatíes (Nasua nasua) y monos caí (Cebus apella). Por ello es fundamental que en las áreas protegidas de cualquier categoría exista un equipo de investigación sobre la fauna y flora para detectar las anomalías que se vallan presentando.

Acercarse demasiado a los animales puede interrumpir sus comportamientos naturales de alimentación, apareamiento y limpieza.

Conclusión

En las áreas protegidas deben habilitarse áreas cerradas donde el turista pueda consumir sus alimentos sin tener contactos con los animales.

Es mucho más agradable y gratificante simplemente observar a los animales salvajes en su hábitat natural.

Los animales salvajes ayudan a preservar los bosques y selvas comiendo sus frutos y semillas y diseminándolas posteriormente.

A pesar de la creciente preocupación sobre la fauna salvaje en los lugares turísticos, los científicos coinciden en que nada será del todo efectivo hasta que los animales dejen de considerarse partes interesadas de la industria del turismo.

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