En la AFIP la disconformidad avanza: crece el malestar entre sus trabajadores con la conducción del organismo
La AFIP de Misrahi y Caputo trabaja contra reloj para comenzar a fiscalizar dos de las principales medidas de la ley Bases que obtuvo la administración de Milei tras un largo proceso parlamentario. La moratoria y el blanqueo fiscal requieren de análisis de los decretos reglamentarios y de las resoluciones generales de los organismos públicos intervinientes.
La “letra chica” de estas medidas deberán ser analizadas por los contadores y abogados de la AFIP que, en estos momentos, interpretan que la decisión de la administradora Florencia Misrahi de realizar cambios internos y reducir ingresos de los trabajadores es una clara contradicción en sus términos con la necesidad que tiene el organismo recaudador de funcionar como un reloj suizo.
Lejos de eso, la AFIP encarará un proceso de reestructuración de sus oficinas para encarar la moratoria, el RIGI y, principalmente, para comenzar a fiscalizar operaciones típicas de la revolución informática en servicios financieros para la que no se encuentra adaptada por la escasa inversión en su infraestructura.
Profesionales de la Afip con varios años de servicio que vivieron la primera “revolución tecnológica” que llevó adelante el contador Alberto Abad cuando estaba al frente del organismo, coinciden en señalar que los “fierros informáticos” quedaron totalmente desactualizados frente a los desafíos por las transacciones que se producen en la “nube”, el uso de una red de servidores remotes conectados a internet para almacenar, administrar y procesar datos, servidores, bases, redes y software.
En este punto coincide el sindicalista Julio Estévez (h) que señaló, “…obviamente en la actual gestión de Misrahi no entendieron y, en vez de invertir en personal, en capacitación, en software, en hardware, estamos trabajando con computadoras que son viejísimas, tienen 10 años en promedio. Tendrían que darnos herramientas nuevas de software para poder ir contra las cripto, contra todas esas billeteras virtuales que son todas truchas. O sea, donde realmente hay que ir a fiscalizar. Nada de eso va a suceder con estas disposiciones de la administradora”.
Precisamente, la comisión directiva de la Unión de Personal Superior de AFIP (UPSAFIP) mostró su incredulidad e indignación por la reducción de ingresos de los trabajadores del organismo recaudador cuando la recaudación impositiva baja como un tobogán por efecto de la recesión económica.
En un comunicado del gremio se anotó, “…en una decisión unilateral, Misrahi ordenó reducir el porcentaje variable de apropiación de la recaudación con destino a salarios del personal, cometiendo así el peor error posible”. Añadió que “en una disposición firmada sólo por ella (número 64/2024), acaba de meterle la mano en el bolsillo a todo el personal de la casa y, en mayor proporción, a los que trabajamos en DGI y DGRSS”.
En realidad, la decisión de Misrahi es una copia fiel de la adoptada por el ex administrador de Mauricio Macri, Leandro Cuccioli en funciones entre los años 2018 y 2019 y con llegada a varios funcionarios políticos de la actual gestión.
En el pasado, Cuccioli redujo el porcentaje variable de apropiación de la recaudación con destino a salarios del personal.Uno de los antecesores en el cargo de Florencia Misrahi, Carlos Castagneto, repuso el fondo de la polémica.
En la actualidad, se impuso la urgencia por mostrar recortes en el gasto público en todas las dependencias estatales y Misrahi sólo tuvo a mano la polémica disposición adoptada por Cuccioli en el pasado. Su decisión de reducir ese fondo quedó plasmada en la disposición Nº 64/2024, firmada sólo por la abogada tributarista, Florencia Misrahi, y que afecta a los inspectores de la DGI y de la Dirección General de Recursos de la Seguridad Social.
El personal jerárquico de la AFIP no puede creer que las autoridades políticas vuelvan a tropezar dos veces con la misma piedra, porque ante métodos semejantes se suelen obtener resultados similares.
Y, ningún resultado es bueno para los planes de la administración de Milei de sostener el superávit durante el segundo semestre. Para ese período del año sólo se palpa un profundo malestar que avanza en las oficinas de los recaudadores estatales.