El Congreso y las señales para un “principio de revelación”
“La vieja práctica de los tiranos es usar una parte del pueblo para tener sometida a la otra parte” – Thomas Jefferson
El acuerdo tácito mostrado en el recinto del Congreso entre los espacios Unión por la Patria, UCR, Hacemos Coalición Federal y la Coalición Cívica marcó un importante hito legislativo, el cual derivó en un duro golpe otorgado al oficialismo tras la confirmación de la media sanción de una nueva fórmula de movilidad jubilatoria. Los guarismos señalaron que 160 votos positivos, 72 rechazos y ocho abstenciones permitieron dar luz verde a una iniciativa que solo persigue mejorar la situación de los jubilados en la Argentina. Pero lo que verdaderamente interesa es lo que se oculta detrás del hecho, lo que no se ve, lo que subyace debajo de la alfombra de lo actuado por los diputados dentro del recinto del Congreso Nacional.
No son pocos los diputados nacionales que tras las interminables casi 14 horas de sesión le dieron relevancia a haber logrado dicha aprobación mediante el apoyo de “dos tercios” del destacado plantel de la Cámara Baja del Congreso, como si esa cifra conseguida representara algún número mágico, un desafío alcanzado por los legisladores en estos tiempos “tan raros” que atraviesa la política del país, porque muchos de ellos se dieron cuenta que unir fuerzas, más allá de las diferencias ideologías existentes, puede servir para ponerle límites a un gobierno que descree de la democracia y de las instituciones.
Debido al particular escenario que ha instalado Javier Milei en la política argentina, no causó ninguna sorpresa la nueva embestida del mandatario nacional- apenas se dio por terminada la votación en Diputados – contra los legisladores, advirtiéndoles temerariamente que “defenderá la caja a veto puro si es necesario” y a la vez los trató de “degenerados fiscales”, como si su habitual desprecio contra la dirigencia política ya no tuviera límites. El libertario no se anda con chiquitas a la hora de desvalorizar al Parlamento porque expone sin miramientos una fuerte aversión hacia todo lo que tiene que ver con el Estado y los organismos que le dan forma.
Aunque aún nadie lo hizo público, existe un “cansancio acumulado” en los legisladores, muchos de ellos casi ni ocultan su hartazgo por el destrato y las faltas de respeto que les propina en reiteradas dosis diarias el presidente. Como si se tratara de esa gota que rebalsó el vaso y que ha detonado la paciencia de los mismos, extendiéndose ese hastío hasta en aquellos que se habían mostrado más conciliadores con el gobierno. “Para muestra basta un botón”, reza el adagio popular y por ese camino solo vale recordar las palabras de la diputada, ex team Milei, Carolina Piparo que encasilló a los libertarios como “un enjambre de violentos, ignorantes e intolerantes”. “Si los que forman parte del propio equipo piensan de esa manera, como llegarán a cuestionar sus actitudes el resto de los ocupantes de las gradas de cualquier tribuna de la arena política. Esa es justamente la inconfesa creciente preocupación que sobrevuela en el cielo de La Libertad Avanza, principalmente en un contexto social de apoyo populares, “atados con alfileres”.
El reciente escándalo generado en el ministerio de Capital humano por las sospechas de corrupción por pago de sobresueldos y sobretodo, por la no entrega de la mercadería – mucha de ella a punto de vencer – que se encontraba en los depósitos de Villa Martelli puso contra la cuerdas a Sandra Pettovello, este hecho generó un rápido rechazo en gran parte de la sociedad, que traducido en niveles de imagen positiva y según un reconocido encuestador consultado por este medio la misma caería en el orden de 5 a 10 puntos y eso colocaría al sostenimiento de su gestión en un verdadero problema, principalmente para un oficialismo que se muestra tan propenso a gobernar a partir de cuánto gráfico y estadística les llega a sus manos.
Milei maneja muy mal los tiempos de la empatía, y para colmo, sus disruptivas maneras hacen casi siempre un sutil equilibrio en las fronteras de la cordura, como cuando mostró un innecesario aire de perversidad en el encuentro con los empresarios al jactarse de haber echado 25000 empleados públicos y lo más grave, fue que entre risas advirtió que dejará cesante otros 50.000 trabajadores más. El economista hace gala de una total falta de humanidad y esa actitud poco propicia para un gobernante ha hecho que “las balas le empiecen a entrar”, como ahora admiten con cierta resignación, hasta los más fieles integrantes de las “fuerzas del cielo”.
Como si fuera parte de una “cuenta de un Rosario” político o de un mantra que se debe repetir con devoción religiosa, en los últimos días hablar de los “dos tercios” se ha convertido en un tema recurrente en los pasillos del Congreso, la connotación de ese número decimal es fuerte porque ese valor, entre otras cosas, permitiría llevar adelante un “juicio político”, y no son pocos en la legislatura nacional los que empezaron a contemplar esa posibilidad como una solución a los problemas en los cuales se encuentra inmerso el país, justificando ellos (nunca en público obviamente) la necesidad de implementar esa iniciativa a través de un variopinto racimo de causas, que van desde los problemas psicológicos que padecería el mandatario hasta razones de mala praxis de gestión del titular del Ejecutivo nacional.
Mientras mora en su mundo, Milei no se inmuta de nada porque se define como un “topo que destruye al estado desde adentro” y hasta se llegó a personificar como “alguien que viene de un futuro apocalíptico, modo Terminator”. Este tipo de frases y actitudes del líder libertario han hecho que muchos de los propios tengan decidido soltarle la mano y en esa “nebulosa de deriva” en la cual hoy se encuentra el presidente se ha hecho casi un deporte conjeturar sobre cuándo seria finalmente la presentación del mencionado escrito en la mesa de entrada del Congreso. “Idus de Agosto” sería una tentativa fecha, como bien nos aportó con las reservas del caso, una importante fuente política a este portal, en el marco de mucha picardía y parafraseando la profecía que le hicieron al emperador Julio César antes de su muerte.
Por estas horas, por lo visto algo terminó de romperse definitivamente en la relación del Congreso con el Presidente, quizás sea la postura intransigente de Milei que obstinado sigue mostrándose como un valeroso Don Quijote que embiste sin sentido contra imaginarios molinos de viento, lo que ha provocado que desde gran parte de la legislatura hayan decidido “picarle el boleto”, empujados también por ese juramento realizado ante la Biblia al momento de asumir una banca y que lleva implícito el temor en ciernes de que Dios, el Pueblo y la patria se lo puedan demandar llegado el momento. Los tiempos se acortan vertiginosamente, porque la realidad del país está destruyendo sin piedad y con prisa cualquier esperanza en la sociedad. En ese contexto desolador no son pocos los que ven en los “dos tercios” una inevitable salida y es mas, en esa fracción parece estar escondido el secreto mejor guardado para el futuro inmediato de la política en la Argentina.