Más problemas para Joe Lewis por la propiedad de un club inglés y una estafa con cryptomonedas
La liga británica de fútbol abrió una investigación para determinar si el magnate Joe Lewis, quien afronta una veintena de cargos por tráfico de información privilegiada en Estados Unidos, sigue siendo el dueño real del club Tottenham Hotspur.
Formalmente, Lewis se desprendió el año pasado de su paquete accionario en el club británico en el que juega el campeón del mundo argentino Cristian “Cuti” Romero.
Sin embargo, las autoridades de la Premier League –según consignó el diario Telegraph- señalaron que Lewis transfirió sus acciones a un fideicomiso denominado “Lewis Family Trusts”.
La investigación se orienta a determinar si la transferencia de las acciones efectivamente derivó en un cese de la injerencia de Lewis en el club o si sólo se trató de una operación para diluir sus eventuales responsabilidades legales.
“Si las autoridades ven esto como una forma de intentar distanciarse del club pero él tiene un control efectivo, entonces se podría abrir una lata de gusanos”, dijeron voceros de la Premier.
La otra eventual complicación judicial se vincula con Sam Bankman-Fried, un joven de 31 años de edad, actualmente preso en Nueva York por siete cargos de defraudación en operaciones con cryptomonedas por miles de millones de dólares.
Bakman-Fried figura como el comprador de propiedades de Lewis en las Bahamas por un valor aproximado de 76 millones de dólares a través de la empresa Tavistock.
El detenido se declaró “inocente” de los cargos pero admitió “una gestión de riesgos inadecuada” en los fondos de inversión.
Bakman–Fried fue extraditado desde Bahamas, donde tiene fijada su residencia permanente Lewis desde 1975– para ser juzgado en Nueva York.
Lewis permanece en libertad tras pagar una fianza de 300 millones de dólares, la más alta de la historia judicial de Nueva York.
El magnate, de 86 años de edad y dueño del Lago Escondido está acusado de beneficiar a sus allegados (entre ellos los pilotos de sus aviones y su ex pareja, la veinteañera Carolyn Carter) con información privilegiada sobre acciones de empresas de biotecnología que les permitieron obtener ganancias por más de 500 mil dólares.