Guerra de Ucrania: Un ataque dejó dos muertos y dañó una catedral en Odesa
Dos personas murieron y una catedral ortodoxa bajo protección de la Unesco resultó dañada en ataques nocturnos rusos contra la sureña ciudad portuaria de Odesa, informaron este domingo autoridades ucranianas, cuyo presidente prometió “represalias”.
En Rusia, en tanto, el presidente Vladimir Putin recibió a su par y aliado bielorruso, Alexandr Lukashenko, e insistió con que una contraofensiva lanzada por Ucrania para tratar de recuperar territorios ocupados por Rusia no logró ningún objetivo hasta ahora.
El papa Francisco lamentó los bombardeos que dañaron la catedral de Odesa, mientras que el organismo de la ONU para la cultura (Unesco) los calificó de “brutales” y la Unión Europea (UE) afirmó que constituían un “crimen de guerra” de Rusia.
El Ministerio del Interior ucraniano dijo que otras 22 personas resultaron heridas en los bombardeos, entre ellos cuatro menores de edad de entre 11 y 17 años.
La Fuerza Aérea ucraniana dijo que Rusia lanzó 19 misiles por tierra, mar y aire contra esta ciudad del mar Negro, de los cuales nueve fueron derribados.
“Misiles contra ciudades pacíficas, contra viviendas, contra una catedral”, dijo el presidente Volodimir Zelenski.
“Habrá represalias contra los terroristas rusos por lo ocurrido en Odesa”, prometió.
En los ataques fue bombardeada la catedral ortodoxa de la Transfiguración, construida originalmente en el siglo XVIII y situada en el centro histórico de Odesa, bajo protección de la Unesco.
Sacerdotes ortodoxos lograron rescatar iconos de entre los escombros.
“Hubo un ataque directo a la catedral y quedaron dañados por completo tres altares”, dijo el padre Miroslav, rector adjunto del templo.
El religioso agregó que el edificio estaba “muy dañado por dentro” y que sólo quedó intacto el campanario, informó la agencia de noticias AFP.
Rusia dijo que había alcanzado todos los objetivos marcados en Odesa y que la catedral resultó dañada por los restos de misiles lanzados por las defensas antiaéreas ucranianas.
El Ejército ruso dijo haber atacado durante la noche “instalaciones donde se estaban preparando actos terroristas contra la Federación Rusa por medio de embarcaciones no tripuladas” y en las que había mercenarios extranjeros.
La catedral de Odesa fue demolida en tiempos del líder soviético Josef Stalin en 1936 y reconstruida en los años 1990, tras la caída de la Unión Soviética.
La Cancillería de Ucrania calificó el ataque de “crimen de guerra que no será olvidado ni perdonado” y apostilló que la catedral “fue destruida dos veces, por Stalin y por Putin”.
La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, dijo que condenaba “con la mayor firmeza” los “brutales bombardeos”
“Estas terribles destrucciones significan una nueva escalada de la violencia contra el patrimonio cultural de Ucrania”, dijo Azoulay en un comunicado.
“Exhorto a la Federación de Rusia a tomar medidas tangibles para conformarse con las obligaciones que le incumben según el derecho internacional”, agregó.
En el Vaticano, el Papa lamentó el ataque ruso en Odesa en su mensaje a fieles reunidos en la plaza San Pedro luego del rezo el Ángelus.
“Continuamos rezando por la paz, en modo especial por la querida Ucrania, que continúa sufriendo muerte y destrucción, como lamentablemente pasó esta noche en Odesa”, dijo Francisco.
El jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, acusó a Rusia de “nuevo crimen de guerra”.
“El terror constante de los misiles rusos sobre Odesa, bajo la protección de la Unesco, constituye otro nuevo crimen de guerra del Kremlin, que además ha demolido la principal catedral ortodoxa, un lugar que es patrimonio mundial”, escribió en Twitter.
Odesa ha sido repetidamente bombardeada desde que Rusia se retiró, hace una semana, de un acuerdo que durante un año permitió exportar granos ucranianos a través del mar Negro.
Rusia alegó que no se había cumplido su exigencia de que se levantaran las trabas a sus exportaciones de alimentos y fertilizantes, y avisó de que tras esto ya no habría más “garantías de seguridad” en el mar Negro.
El ataque a Odesa se produjo horas antes de una reunión en San Petersburgo entre Putin y Lukashenko.
El encuentro, que durará dos días, es el primero entre ambos líderes desde que Bielorrusia medió para poner fin al motín de los mercenarios del grupo Wagner en Rusia, hace cuatro semanas.
El acuerdo que terminó con el levantamiento incluyó el exilio en Bielorrusia de los combatientes de Wagner, y Lukashenko insinuó este domingo éstos estaban ansiosos por atacar a Polonia, una aliada de Ucrania, pero que él los mantenía en su territorio.
Al comienzo de la cita en el palacio Konstantinovski, el presidente ruso aseveró que la contraofensiva ucraniana emprendida a comienzos de junio para tratar de recuperar el terreno invadido por Moscú en el sur y el este de Ucrania “ha fracasado”.
“No existe. Ha fracasado. No hay resultados”, proclamó Putin.
El líder bielorruso se refirió al grupo Wagner, que peleó junto al Ejército ruso en Ucrania hasta que el 24 de junio se rebeló durante algunas horas contra la cúpula del Ejército y el Ministerio de Defensa por la marcha de la guerra.
El levantamiento no estuvo dirigido contra Putin, pero puso en serio entredicho su autoridad como nunca antes en más de 20 años en el poder en Rusia.
Lukashenko lanzó un dardo a la vecina Polonia, a través de cuyo territorio llegan armas occidentales a la vecina Ucrania y que está inquieta de tener a los hombres de Wagner a las puertas de su frontera.
“Puede que no deba decirlo, pero lo voy a hacer. Los ‘wagneritas’ están empezando a presionarnos: ‘Queremos ir hacia el oeste. Déjennos’. Les pregunto que por qué quieren ir hacia el oeste. ‘Bueno, queremos ir de excursión a Varsovia, a Rzeszow'”, dijo.
Rzeszow es uno de los aeropuertos polacos donde llegan los suministros bélicos estadounidenses y de otros aliados para su envío a Ucrania.
Putin le respondió con una sonrisa, y Lukashenoko agregó: “Pero por supuesto, los mantengo en el centro de Bielorrusia, tal y como acordamos”.
Fuente: Télam