El lado B y oscuro de la pesca
En el mes en el que más peces se come en el mundo debido a la festividad católica de Semana Santa, desde la ONG GenV invitan a reflexionar sobre la crueldad de la industria pesquera y sus consecuencias.
Poco se habla sobre el impacto medioambiental que provoca la pesca. Sin embargo, según el último informe de Planeta Vivo 2022, que hace un seguimiento de la abundancia en poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios, las poblaciones de agua dulce muestran un mayor descenso general en el ámbito mundial con un 83%.
La industria pesquera también es responsable del cambio climático, ya que la pesca comercial consume grandes cantidades de energía, produce emisiones de gases de efecto invernadero y colabora a la acidificación del océano, destruyendo ecosistemas e incrementando la pérdida de la biodiversidad, esencial para la vida y el desarrollo de todos los seres vivos que habitan el planeta.
¿Y qué pasa con la “pesca sostenible”? Sigue dañando el medio ambiente acuático, crea graves desequilibrios ecológicos y hace que miles de millones de criaturas sensibles tengan una muerte prolongada y dolorosa. Es un fraude.
A nivel ético, la industria utiliza diversos mecanismos (como anzuelos o redes), para asfixiar lentamente, desangrar o golpear a los peces para luego consumirlos, y su consumo puede provocar enfermedades de origen zoonótico, como la salmonella o el ingreso al organismo de las bacterias de e.coli o estafilococo, que pueden poner en riesgo la salud humana.
Queda claro: excluirlos de la mesa ya no es sólo una cuestión de elección alimentaria, es un aporte colectivo para la supervivencia de la Tierra.
En ese sentido, GenV, antes conocida como “Million Dollar Vegan”, le ofreció al Papa en el 2019, un millón de dólares para que no comiera ningún producto de origen animal durante la Cuaresma y lo rechazó.
“La pesca es una práctica que merece ser cuestionada y examinada desde una perspectiva ética y moral. Debemos buscar alternativas sostenibles y respetuosas con los animales, y considerar el valor intrínseco de los peces y su papel en los ecosistemas acuáticos”, dice Jacqueline Guzmán, directora de GenV en Argentina, una organización sin fines de lucro que busca promover un sistema más saludable, sustentable y justo para todas las especies que habitan el planeta.